
Las Hijas e Hijos de la Sangre Antigua son un aquelarre enraizado en la tradición de la Wicca de Sangre y Hueso, fundada por Ana María Martínez Rocha, una senda mágica que honra y trabaja con los espíritus ancestrales del territorio. Sus prácticas se fundamentan en la conexión profunda con la memoria de la tierra, considerando que cada piedra, cada árbol y cada manantial guarda la huella y la energía de quienes caminaron antes por esos parajes. De este modo, el aquelarre ve el territorio como un ser vivo, repleto de presencias invisibles que custodian el equilibrio entre los mundos.
Al igual que otras tradiciones Wicca centradas en la dualidad de la Diosa y el Dios, este camino se adentra en las energías primarias del linaje, la memoria de la tierra y la conexión con aquellos que vinieron antes. Se considera que la sangre simboliza la herencia y el vínculo perpetuo entre generaciones, mientras que los huesos son los testigos silenciosos del paso del tiempo, portadores de la sabiduría ancestral. La práctica mágica de las Hijas e Hijos de la Sangre Antigua es, por tanto, un diálogo constante con los ancestros y los espíritus tutelares, a quienes invocan mediante rituales que integran canto, danza y ofrendas específicas para cada estación.
El nombre «Hijas e Hijos de la Sangre Antigua» se debe a la profunda conexión del aquelarre con la herencia ancestral y la memoria viva de la tierra. «Sangre» simboliza el linaje, la transmisión de conocimientos y la unión inquebrantable entre generaciones pasadas, presentes y futuras, mientras que «Antigua» hace referencia a la sabiduría milenaria que se conserva y honra a través de los rituales y prácticas mágicas. Así, el nombre representa a quienes se reconocen descendientes espirituales de quienes habitaron y cuidaron el territorio antes, estableciendo un puente entre el presente y la historia sagrada del lugar. En definitiva, el nombre refleja tanto el legado ancestral como el compromiso de mantener viva la tradición y el diálogo con los espíritus y ancestros.
Para , las Hijas e Hijos de la sangre antigua el fuego es la manifestación tangible del poder ancestral, la luz que guía a los espíritus y el calor que une a la comunidad. Es el espejo en el que se refleja el linaje, el punto de encuentro entre los vivos y los muertos, y la llama perpetua de la transformación interna. Mediante la contemplación y el trabajo mágico con el fuego, buscan despertar la chispa divina en su interior y en el mundo, reconociendo que toda creación surge de la unión de los opuestos y la integración consciente del ciclo de la vida y la muerte.
La tradición de las Hijas e Hijos de la sangre antigua se nutre, así, de una visión esotérica donde la realidad visible es apenas un velo sobre un entramado de fuerzas ocultas. La práctica mágica consiste en desvelar estos misterios y caminar con humildad y respeto entre los mundos, aprendiendo a escuchar la voz de los ancestros, los susurros del viento y el latido de la tierra, en una perpetua danza de transformación y renacimiento.
Los Principios Básicos de hijas e hijos de la sangre antigua
- Reverencia por el Linaje Ancestral / Los Ancestros como Guías
- La Soberanía del Territorio y sus espíritus
- El Fuego como Conexión
- El Respeto por la Muerte y la Transformación
- Reconocimiento de la dualidad de lo Divino
- Respeto por la Naturaleza
- Responsabilidad personal y el reconocimiento de las consecuencias de los propios actos
- Tolerancia religiosa y el respeto a la pluralidad de caminos espirituales
- Ley de tres